Carta de un ser agradecido

15 Oct

The Inexplicable Sexual…2 by hakanphotography

La carta que expongo a continuación, la escribí hace ya unos meses, en plena ebullición de mi naciente hipomanía, donde ya podía empezar a dibujarse cierta obsesión por aquella chica, alimento vital de mi euforia. Fue escrita apenas conocerla, pues toda adicción tiene siempre un punto de partida, atrayente, que bien no elegí desaprovechar. Con la carta buscaba impresionarla e invitarla a que me dejara aprender de su juego perverso. En cierto modo, le tenía envidia.

Qué decir de ella. Te la brinda la Providencia, ese capricho malo del destino. Cada vez que se abalanza, cierto es que un terremoto la precede. Las olas la transgreden pero es ella quién inunda. No lo neguemos, los niños todavía se esconden en los claros, porque siguen temiendo los árboles. Así es ella. Un rincón oculto y una fama mal envidiada. ¿Quién no conoce a esta chica? Sólo aquél que la extraña. Diseñada con su doble fondo, tremendo e inabarcable, es un portamaletas viajero, incapaz de ser descubierto.

La única frontera que la divide es la del dolor y del placer, y cuando apenas lo intenta, sus lágrimas nunca derraman. Ella bloquea los sentimientos, dice. Me lo creo. Una dureza así en algo tan dulce debe ser algo difícil de cargar. No dejéis que se caiga, pues corre el riesgo de recibir ayuda. En realidad arremete, pero embistiendo con pólvora mojada, muy efectiva, que infecta y te mata por dentro.

Pero hay personas que no pueden ser sólo queridas, nacieron para ser amadas. Y no tienen remedio, Viven sólo tras un parapeto mal construido, el límite de su cuerpo y el tiempo y, soportando sus agujas, forman un reloj que separa y divide. ¿Quién será el siguiente en amarte, Ainoa?

Sí, es cierto. Eres una maestra amatoria. Y da igual a quién sometas, chico o chica. Enséñame, ya que estoy listo para aprender. Ayúdame a completar mi mapa sensorial, te lo suplico. Es una imploración que hago a que me doblegues. Me encantó pegarte y follarte. Haz lo mismo conmigo. Corrompe también mi mente. Y aunque esté falto de experiencia, por favor depura mis ángulos y aristas, pónme del revés, una y otra vez.

Tal vez me veas golpeando contra tu marea, insistente y cansino, porque soy un tonto que cree conocer, peor, un tonto que dice conocerte. Pero tú estás hecha de muchas cosas, y tu mente habita a años luz de la mía. Es algo que sé, lo más fácil sería prescindir de mí por pena. ¡Pobre tonto, me aburrí! Y aun así sigo idolatrándote, con roja envidia. ¿Cómo lo haces? Vives en un escaparate constante, lleno de oportunidad al servicio del orgasmo bien hallado. Tu lujuria es un recurso fácil, nunca buscado. En cambio, yo tan sólo soy una mancha neutra. Si te marcharas sin cambiarme, nunca me lo perdonaría. Y es que tus artes son ya puro deporte y vicio. Todavía estoy alucinando. Con el pasional riesgo de un asesino, quizás me esté acercando más al suicidio. No sé amar. No te burles. Esa vacua seguridad sólo es un elemento de mi fachada.

Ya es confesable, ambos somos muy diferentes y recorremos caminos distintos. Y es que donde yo pongo cavilaciones, tú te sientas a contemplar las estrellas. Y a pesar de ello, siempre compraré tu oferta de libertad absoluta. No quiero decepcionarte, y sí convertirme en el motivo de tu mejor escapada. No quiero ser un sucedáneo de tres días, Ainoa, quiero durar hasta que tú lo digas. Hasta que cierres las piernas a más no poder. La agonía de tu placer, el dolor. Quiero probar juegos serios contigo. Quiero concatenar orgasmos, hilvanarlos y coser una red. Follar aquí y allá, así o asá. Contigo o con más, y bien revueltos. Quiero gozar y escalar paredes que no sean sobresalientes virtudes, sino pozos que ahoguen sin retorno. Más allá de una realidad metálica y asfaltera, escondida entre chalets, huir de hechos prefabricados con prisa. Quiero mearme de la risa, si es posible, vengarnos a carcajadas de la falsa mueca que te haya puesto la vida. Quiero escuchar tus mil suspiros, todos diferentes, que vibre el aire roto de tu gemir. Quiero que ceses en un segundo, y que al instante remontes y grites conmigo a un becerro de oro al que merezca la pena rezar. Quiero fumarme la vida y tomar psicotrópicos. Quiero verte a través de un caleidoscpio y quemar mis ojos con tu monodosis ácida. Quiero las venas ardientes de tus muslos, arañar y escocer. Quiero follarte la boca y a cuatro patas. Quiero estirar tu pelo color alegría. Quiero más y no menos.

No es un canto romántico adolescente, es un hartazgo a la vida. Un asco que todavía no me he podido quitar de encima, somos un brindis a la rareza. Y aunque siempre nos margine la normalidad, yo de momento me quedo contigo a que me des una lección más. Pero debes tener paciencia con el alumno, un enano travieso que te ronda, que apenas sabe vestirse solo, castigado siempre contra la pared. Pero con su sonrosada lengua, virgen, siempre te contesta. Una carantoña excitante como el primer roce. Ostia puta, hay que ser un hombre de verdad para dejarte bien follada, y es que te lo mereces. Quiero ser un hombre, y no una mierda estereotipada, ni un maricón lánguido a las tres. Quiero ser alguien que te joda bien jodida, que mantenga en vilo tu nivel de humedad, que te empañe bien los cristales. Y tú eres una puerta al campo, donde hay flores silvestres y no jardineros, donde hay gatas sin amo que son más listas que el hambre. Porque tú en el fondo eres más lista que el hambre y no una guarra, como dices. Las guarras son malas, se aprovechan, son egoismo puro, y además alardean y presumen muy mal. Lo tuyo es un don sagrado, que es el de administrarme pecado original, con tu coño, con tus tetas, con ese culo que haces saltar. Ya no hay religión que lo salve. Mi fe en la humanidad está perdida. Lo nuestro es sucio y real.

Mátame de gozo antes de irte, si es que te vas, y no dejes ni gota. Devuélveme esta aburrida mortalidad.

Cierra la puerta al salir.

Leave a comment